lunes, 8 de octubre de 2012

Contra viento, IVA y marea

Aquí tenéis el emotivo discurso de agradecimiento de nuestra reciente Hija Predilecta de Zaragoza, Cristina Yáñez, en el que se defiende la cultura como proceso de creación colectiva y comprometida con la sociedad de su tiempo. ¡Enhorabuena a la premiada!


Gracias. Para empezar. Siempre hay que empezar diciendo gracias a un reconocimiento como este, que es, además, el primero que recibe alguien del teatro. Muchas gracias de verdad.

Alcalde, concejales y concejalas, señoras y señores:


Sé que Zaragoza quiere un teatro vivo, una cultura activa, una escena rica, una calle sabia. Una ciudad o un país son algo más que sus edificios y sus paisajes. Son también sus músicos, sus escritores, sus artistas, sus teatros, su atmósfera cultural. Su memoria. Lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser… Quienes hacemos cultura sobre un escenario somos muchas veces el reflejo de los anhelos de una sociedad, sus historiadores de guardia, sus analistas inmediatos y sus sociólogos de urgencia. Si todo esto se olvida, se ignora o se descuida, tan solo seremos un punto en el mapa, no seremos ni país ni una ciudad, porque entonces estamos habitando un alma rota. La cultura sirve para lo más importante del mundo junto a comer: sirve para ser más solidarios, más tolerantes, más sabios, más felices y, sobre todo, más libres.


Decía el poeta José Martí, que aprendió a amar a ZGZ desde su piso alquilado en la actual plaza del Justicia y que estudió letras en su Universidad ubicada entonces en la actual Madalena, mi barrio, que hay que tener las raíces en el suelo y las alas por todo el cielo. Yo sueño un teatro en mis raíces que volara por todo el firmamento. Desde ZGZ, desde mi ciudad, para todo el mundo, con la raíz en la tierra y los ojos en el futuro. Creo que desde pequeña supe que quería ser actriz. Me recuerdo a mí misma recitando, bailando, escribiendo, componiendo personajes… que luego interpretaba en clase o ante mi familia. Más adelante supe que lo que quería era hacer teatro, no solo ser actriz, sino “hacer teatro”: dirigir, producir, enseñar, promover.


Y pude hacerlo gracias al esfuerzo y al trabajo que realizaron en los años 60 aguerridos y solitarios amantes del teatro que abrieron camino para las generaciones posteriores y que lograron que se abriera una escuela de arte dramático en esta ciudad. Gracias a esa escuela, unos años más tarde, algunos soñadores recién titulados creamos una compañía que se llama Tranvía Teatro y con la que, 25 años después, hemos logrado que nos vieran más de un millón de personas en España y fuera de España. Pronto supimos que ese Tranvía necesitaba una estación. Y la construimos en el corazón de una histórica empresa de Zaragoza situada en el corazón de la ciudad: Transportes Lacasta.
A esa estación bombeamos todo el esfuerzo y mucho más del que fuimos capaces: esfuerzo e ilusión. Y luego, esfuerzo e ilusión. Y después aún más esfuerzo y aún más ilusión. Experimentamos que mercado no tiene nada que ver con cultura para todos y que valor no es igual a precio aunque, a veces, el precio resulte casi impagable. Y que los sueños deben lucharse para ser hechos realidad. 18 años después, seguimos ofreciendo a Zaragoza el Teatro de la Estación. Un teatro independiente y contemporáneo, de reconocimiento español y europeo, pensado para la ciudad y sus barrios, para los ciudadanos y ciudadanas de ZGZ. Porque lo más importante de un teatro no es el escenario y quienes nos subimos a él, sino quien comparte con nosotros esos instantes únicos que reflexionan sobre el mundo, sobre la sociedad, sobre el ser humano.


En ese proceso de más de dos décadas tengo que agradecer a algunos de mis maestros que me han inculcado el amor por el teatro y su compromiso con la sociedad con la que habita. Gracias Juan Antonio Hormigón por tu apoyo incondicional; Gracias al Teatro de la Ribera por darme mi primera oportunidad; Gracias Mariano por tu cariño y tu enseñanza. Gracias también a los que me habéis acompañado en este camino: Rafa, Carmen, Samuel, Javier, Emilio, Fernando… y tantos otros que espero que sigáis acompañándome.


Quiero repetir la palabra gracias. Y las palabras esfuerzo e ilusión de las que no sólo no tenemos menos que hace 18 años, sino más. Mucho más. Y que aumentan cuando salimos a saludar cada mañana ante 120 estudiantes y miembros de entidades ciudadanas a la hora en que otros almuerzan, y cuando por la noche abrimos la taquilla a ver qué pasa, y cuando invitamos a compañías ejemplares a actuar en ZGZ, y cuando fuera nos dicen que en ZGZ está uno de los más prestigiosos teatros independientes de España, y cuando cada octubre justo antes del Pilar, justo hace 6 días, comenzamos nuestras clases para más de 300 personas que mantendrán vivo el teatro.


Gracias a mis padres y a mi hermano por apoyarme cuando decidí ser actriz. Gracias a quienes veis teatro y a quienes no pero acabareis viéndolo. Y gracias a quien hoy nos premia que es Zaragoza. Digo nos, porque el teatro es la actividad más colectiva del mundo. Y porque me gustaría pensar que este es un reconocimiento a todos los trabajadores y trabajadoras del escenario en ZGZ. Contra viento, IVA y marea.


Los actores somos enérgicos, apasionados, voluntariosos, casi siempre incansables y siempre resistentes. La cultura tiene un corazón inmortal pero necesita que le bombeen amor y recursos para ser útil a todos. Los artistas podemos ser aplaudidos, abucheados u obviados. Pero nadie debe atacar el derecho al acceso universal a la cultura. Zaragoza siempre ha estado al lado de los avances de la historia. No nos hemos perdido ni una. Y muchos zaragozanos queremos que siga siendo así. Adelante, siempre adelante. ¿Vieron alguna vez algún río que variara el sentido de su corriente? No, tiene que llegar al mar.


Gracias, alcalde, concejales y concejalas. Gracias zaragozanos y zaragozanas. Gracias.


Cristina Yáñez. Directora del Teatro de la Estación y Tranvía Teatro. 6 de Octubre de 2012.

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