jueves, 5 de julio de 2012

Pedro Montes o el profeta laico

Conozco a Pedro Montes desde aquellas lejanas reuniones del Consejo Político Federal de IU, bajo la coordinación de Julio Anguita. Tanto él como Jesús Albarracín (s.t.t.l.) derrochaban espíritu combativo y militante, al tiempo que usaban sus abundantes conocimientos técnicos al servicio de su organización. Entonces ambos pertenecían como economistas al Servicio de Estudios del Banco de España. Recordemos que eran los tiempos en que IU definió su posición crítica respecto del Tratado de Maastricht, algo que fue muy denostado por el establishment y que condujo a un distanciamiento respecto a CC.OO. y la ruptura con la Nueva Izquierda.


Con respecto al euro, en un momento tan temprano como 1996, Montes publicó un libro titulado El desorden neoliberal (Trotta), en el que aparecían perlas como las siguientes:

     Los países más débiles, los países que son menos competitivos por un conjunto de factores históricos, no podrán contar con el tipo de cambio como arma o instrumento para recuperar la competitividad. (...) Las diferencias económicas existentes en el momento de implantarse la moneda única tenderán a ampliarse como consecuencia de que los países más avanzados irán barriendo del mercado a los más atrasados, que no tendrán otros medios de oponerse a su relegación que el de ajustar permanentemente su economía y degradar las condiciones laborales y sociales de sus ciudadanos.
      El intento de controlar los precios por medio de una política monetaria común, aplicada sobre realidades sociales muy distintas, tiene como consecuencia que las economías sufrirán con diferente grado de rigor la política adoptada, que lo será en función de los intereses y necesidades de las economías más potentes y estables (léase Alemania en este caso). Las diferencias entre países se consolidarán al inicio de la creación de la moneda única y tenderán a ampliarse una vez que el sistema opere con normalidad.
      Se reforzará entonces la presión para adoptar medidas de carácter antisocial, y una política económica restrictiva, hasta donde lo permita la poca iniciativa que tendrán los gobiernos. (...) La solución de los problemas sociales y económicos y las aspiraciones de los pueblos tendrán que someterse homogéneamente a las leyes férreas del mercado, contraviniendo la razón e, incluso, la letra y el espíritu de las normas constitucionales de muchos países.
 Por increíble que parezca este texto se publicó seis años antes de que tuviésemos en nuestros bolsillos contantes y sonantes los nuevos euros. Su faena teórica crítica fue desarrollada en un nuevo libro, La historia incabada del euro (Trotta), publicado en 2001, un año antes de la emisión del euro.


En este nuevo texto, Montes elevaba la mirada sobre la montaña especulativa y la burbuja inmobiliaria, para avizorar los riesgos que podían sobrevenir en el futuro.
     Pero no cabe descartar que en el futuro próximo o remoto (a los efectos del euro es una diferencia irrelevante), ocurran crisis de una u otra naturaleza en la economía mundial, globalizada en alto grado. En estos casos, las economías europeas se resentirán con distinta intensidad, dependiendo de las causas y localización de las crisis, al tiempo que tendrán que maniobrar conjuntamente, amarradas como están por las ligazones del euro. Cabe preguntarse si éste tendrá la resistencia suficiente para soportar los embates que sufrirán economías de diferente envergadura y capacidad y expuestas a los zarandeos de forma asimétrica.
De la calidad humana del personaje habla su actitud de no pasar factura y decir aquello tan fácil de "yo ya lo sabía". Al contrario, continúa efectuando propuestas para una salida de la crisis en beneficio de las capas populares. Lo podemos comprobar leyendo la entrevista que Miguel Riera le realiza, bajo el título "Salir del euro, la mejor opción", en el último número de la revista El Viejo Topo.

Y aquí viene la pregunta: su hondo contenido ¿no merecería un debate en profundidad en el seno de las organizaciones transformadoras como IU o incluso los sindicatos de clase? Quizás debiéramos hacernos con un bagaje, una propuesta, un plan B, por si vienen peores tiempos y nos vemos arrojados al basurero de la historia, tal como le ha sucedido ya al pueblo griego. ¿Es delito siquiera pensar en la posibilidad de una salida de España del euro, como mecanismo de recuperación de soberanía económica? Continuará...

3 comentarios:

  1. Me duele que un artículo tan clarividente, no tenga comentarios, y supongo que pocas visitas.

    No era un adivino, cualquier economista inteligente - hay muchos que aprobaron memorizando en vez de comprendiendo - suscribiría estas palabra, entonces, y por supuesto ahora.

    Lo que no era previsible es que los dirigentes de las cajas. del PP, y alguno del PSOE, robaran más que todos los ladrones de bancos de la historia juntos y casi nadie los persiga, denuncie y encause, menos mal que el 15M y UPyD - que no goza de mis simpatías - se han querellado contra Rato.

    Los sindicatos, con bastantes más datos, y los partidos de izquierdas IU y otros ¿Donde están?

    Y la policía, y los sindicatos policiales ¿Donde están?

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    1. Muchas gracias por tu aportación. Hasta ahora esta entrada ha tenido 200 visitas; el número puede no ser excesivo, pero seguro que se trata de lectores atentos y reflexivos.
      En cuanto a la respuesta de IU, recuerdo la iniciativa de crear una Comisión de Investigación sobre las causas y responsables de la grave crisis de las entidades bancarias, que ha sido respaldada por colectivos como Gestha (sindicato de técnicos de Hacienda), Attac o la Plataforma por la nacionalización de la banca (http://www.izquierda-unida.es/node/10932). No obstante seguro que se puede hacer más y habrá que seguir exigiéndolo.

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  2. gracias por el articulo, os propongo leer algo que se ha ocultado a ojos de los economistas y de la gente Silvio gessel economia natural alguien que predijo la segunda guerra mundial una decada antes, ahora actualizado actualmente por el economista bernd senf catedratico de Coonia creo

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