Un maltrecho candor de cara al viento
una sonrisa extensa y dolorida,
una mirada audaz y decidida
a no dejarse atar a ningún cuento.
Mariano Anós
Fue hace quince años, un 22 de junio de 1998. La nave que tripulaba Vicente Cazcarra partió ese día para no volver jamás. Con él desaparecía el mítico dirigente comunista de la resistencia antifranquista y la primera transición. También el amigo de tantos, obreros e intelectuales, comprometidos con el Partido o navegantes por otras aguas. Siempre el hermano de Maruja, la tenaz e incansable Maruja. Los jóvenes incorporados al PCE tras la gran derrota de 1982 apenas llegamos a entrever su sombra, a escuchar fugazmente su voz, a crecer bajo su áura lejana.
El propio Vicente ajustó cuentas con su memoria, supongo que como una terapia -al fin inútil- para apaciguar los demonios interiores. En su libro Era la hora tercia, nos contó con palabras serenas y sinceras su resistencia a las torturas de los esbirros franquistas, en aquella comisaría barcelonesa, y su paso por las prisiones convertidas en academias del pensamiento libre por esos comunistas que no desaprovecharon ni un minuto de su tiempo en la búsqueda de su ideal.
Una vez liberado, se dedicó en plenitud a liderar al Partido Comunista en Aragón en las horas decisivas del final del franquismo y del inicio de la nueva etapa de libertades. Apostó por la unión de la fuerzas del trabajo y de la cultura, por la apertura del Partido a otros ámbitos, pero también sufrió la incomprensión interna y padeció las luchas intestinas tan frecuentes en la "cultura" de los comunistas. El testimonio de sus luchas se puede rastrear en Vicente Cazcarra y el Aragón de su tiempo, coordinado por Manuel Ballarín Aured y editado por la Fundación "Rey del Corral" de Investigaciones Marxistas.
El PCA rindió un merecido homenaje a su figura el 22 de abril de 2008, en Zaragoza, al cumplirse diez años desde su desaparición. También, fruto de la campaña "¡Una calle para Vicente Cazcarra!", la ciudad de Zaragoza decidió otorgar su nombre a uno de sus nuevos Paseos.
La última palabra de este breve recordatorio debe ser, por justicia y mérito propio, la de Javier Delgado, amigo de Vicente y coautor con él de Aragón. El regionalismo de los comunistas. La singularísima voz de Javier alumbró un texto titulado El héroe agotado. Ensayo sobre la vida de Vicente Cazcarra Cremallé (1935-1998), publicado con motivo del citado homenaje de 2008.
Las bellas palabras del poeta que también es Javier Delgado abren las páginas de este su personal "ensayo" y nos sitúan, de manera trágica, ante esa última flecha que hiere de muerte al, para entonces ya, "héroe agotado":
Estás ahí, frente a esa llama, concentrado en su luz. Estás en la llama. Y la llama eres tú. Te quemas. Te abrasas. Te haces luz. Respiras en la llama, tus entrañas arden. Tu hálito es el fuego. Iluminas. No existe vida fuera de esa llama, no hay un tú distinto ni separado de ella. No concibes una biografía que no acabe frente a esa llama. Has pasado tu vida en esa llama. Y ahora, mientras ves cómo se consume y te dejas penetrar por su fulgor, estás dejando poco a poco de existir.
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