miércoles, 13 de febrero de 2013

Isabel Alba y la estética de la resistencia

A Emilio Manrique, maestro de vida y política,
voz de los olvidados habitantes de tantos recintos Weiser

Isabel Alba Rico, guionista y profesora, es también la autora de una de las novelas más impactantes que he podido leer en los últimos tiempos: La verdadera historia de Matías Bran: Libro I: El recinto Weiser. Una prosa afilada, que utiliza diferentes técnicas (objetivismo minimalista, insertos teatrales, fragmentos periodísticos, monólogos interiores, textos epistolares), siempre al servicio de una emoción nada ternurista.


A partir de la peripecia de un personaje contemporáneo, Matías Bran, del que poco iremos sabiendo a lo largo de la novela, encontrará la autora la excusa perfecta para servirnos un fresco de aquella juventud revolucionaria, pletórica de ilusiones, que buscó hacer realidad la utopía al final de la Gran Guerra. La revolución húngara de 1919, con ecos simultáneos en Alemania (levantamiento espartaquista o República de Consejos de Baviera), es el escenario por el que comparecen los protagonistas colectivos.

Se trata de trabajadores y trabajadoras (importantísimo el papel asumido por las mujeres, que irrumpen como sujeto histórico activo) sometidos a brutales condiciones de explotación, en el campo y la ciudad (las fábricas del recinto Weiser, en la isla de Csepel), que deciden decir basta a la guerra que mata en los campos de batalla con balas y gases, y con hambre y enfermedades, en la retaguardia.

Ejemplar e ilustrativa la descripción de la división del movimiento obrero de aquellos años: con la socialdemocracia defendiendo la incorporación de los trabajadores a la guerra imperialista y los comunistas abriéndose paso con la reivindicación de ¡pan y paz! El triunfo de la Revolución rusa de 1917 muestra el camino a otras experiencias similares, pero cuyo destino será diferente y trágico. El asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht por orden del SPD, la derrota militar de la República soviética bávara o la expulsión del gobierno de los comunistas húngaros de Béla Kun, bajo presión de los socialdemócratas, que abre el camino a la dictadura del mariscal Horthy... Se entiende bien el apelativo de "socialtraidores" acuñado por esa época en contra de la política antirrevolucionaria de la socialdemocracia.

Encuentro en el tono general de la obra de Isabel Alba reminiscencias del mejor Peter Weiss, el autor de la también imprescindible Estética de la resistencia, que en sus tres volúmenes representa un monumental fresco de las luchas revolucionarias contra el nazismo.



Si entonces la crítica literiaria de La Vanguardia calificó a la novela de Weiss como "la última novela épica", algo similar podemos predicar del "Recinto Weiser" de Isabel Alba. Una épica, un aliento que estamos deseando poder retomar con un segundo o tercer volumen de una saga que esperamos continúe con impaciencia.

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