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miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los Pequeños Platones

Antonio Aramayona nos advierte al respecto de que la filosofía no cuenta en el nuevo currículo LOMCE, porque "la empresa y el mundo productivo son los que mandan, y lo que menos les interesa es que el ciudadano piense". Afortunadamente, existen interesantes iniciativas que intentan introducir la semilla del pensamiento crítico, el gusto por la reflexión filosófica, desde edades tempranas. Destacamos la excelente colección "Los Pequeños Platones", de la editorial Errata Naturae.


Los Pequeños Platones

La colección Los Pequeños Platones es un proyecto formidable e innovador, que por fin se traduce al castellano tras ser publicado con gran éxito en más de una veintena de países. Su objetivo es iniciar a los niños en la filosofía a través de una serie de libros fantásticamente ilustrados, divertidos e inteligentes.

Los niños comparten muy pronto una serie de preocupaciones con la filosofía. Se enfrentan al mundo por primera vez, no hay evidencias para ellos y todo es susceptible de sorprenderles, de llamar la atención de su siempre curioso y activo cerebro. Se preguntan sobre todo aquello que tiene una relación más estrecha con los fundamentos de la vida humana, cuestiones que algunos adultos prefieren dar por definitivamente resueltas, aunque en realidad a menudo nos persiguen, pero sordamente, porque algunas nos dan miedo: ¿qué es el tiempo? ¿Qué es un hombre? ¿Qué nos separa de los animales? ¿Qué nos une a ellos? ¿Qué es ser bueno? ¿Y ser justo? ¿Se puede vivir de otra manera a como lo hacemos? ¿Qué significa morir y por qué lo hacemos? ¿Por qué hay guerras? ¿Qué significa “bonito”, “bello”? ¿Somos libres? ¿Por qué bailamos? ¿Por qué existe el arte? ¿Por qué nos reímos?…

Los niños aprenden de todo. Su información, como la nuestra, procede de todo lo que tienen alrededor. Pero la realidad no siempre da respuestas a sus preguntas, pues, como decíamos, muchos adultos han olvidado ya preguntarse por ciertas cosas, han sepultado algunas preguntas bajo las obligaciones de su vida diaria. La filosofía lleva siglos haciéndose cargo de estas preguntas que también se hacen niños. Como editores pensamos, por tanto, que una colección de libros de filosofía para niños es un proyecto de enorme relevancia que ofrecerá a los más pequeños una fuente de conocimiento distinta, estimulante y divertida.

¿De qué trata cada libro?
Cada libro de la colección está dedicado a uno de los grandes filósofos de la historia y a su visión del mundo: Platón, Kant, Descartes, Marx, San Agustín, Nietzsche, etc., que es relatada gracias a las divertidas historias y aventuras que atraviesan la vida y la obra de estos pensadores.

¿Cómo se orienta cada libro?
El enfoque a través del cual se orientan todos los libros es la ficción. En efecto, para introducir a los niños en la filosofía no basta con traducir un discurso teórico en términos simples, es imprescindible hacerlo verdaderamente accesible, es decir, atractivo tanto visual como narrativamente. Y para ello los niños necesitan identificarse con un personaje cercano y poder descubrir así su visión del mundo.

¿A quién va dirigido cada libro?
La colección está pensada para niños y adolescentes de entre 9 y 13 años: los más jóvenes adoran las historias, divertidas e intrigantes, así como las ilustraciones, mientras que los más maduros pueden entrar además plenamente en la dimensión filosófica que subyace bajo las palabras y las imágenes.

Ya están disponibles las primeras unidades didácticas de la colección:
El filósofo-perro frente al sabio Platón
El genio maligno del señor Descartes
Un día loco en la vida del profesor Kant
El fantasma de Karl Marx

jueves, 21 de marzo de 2013

¿Para qué sirven los filósofos?

A Juan Manuel Aragüés,
filósofo de los tiempos posmodernos

Esa es la pregunta que se plantea Antonio García Vila en su magnífico artículo publicado en el número 302 de la revista El Viejo Topo. El texto arranca con una referencia al libro recientemente publicado por Carlos Fernández Liria, ¿Para qué servimos los filósofos? (Libros de la Catarata, 2012).


Como señala la propia nota editorial, "Ante la pregunta de para qué sirve la filosofía, Carlos Fernández Liria nos responde con una paradoja: para nada y para gobernar. Según afirma en este libro, lo propio de la filosofía es que no sirve para nada y, sin embargo, precisamente por eso desde Sócrates y Platón se pensó que servía para gobernar. Más tarde, con la filosofía de la Ilustración se creyó que ese sueño estaba a punto de hacerse realidad, traduciéndose en un modelo político que, desde la Revolución francesa, ha sido nuestro referente más irrenunciable. El imperio de la razón es el intento de poner el mundo a la altura de la verdad, la justicia y la belleza; tres ideas platónicas tras las que se esconde un lema: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, con el que se guillotinó a un rey y se cambió para siempre el espectro político de la humanidad. Así, tras explicar cómo, ahora, hemos regresado a la Edad Media, convertidos en siervos de unos amos locos y tiránicos que se llaman a sí mismos “los mercados”, el autor no duda en afirmar que, aunque la filosofía jamás hubiera contemplado una derrota semejante de sus aspiraciones políticas, sigue siendo imprescindible para diagnosticar la gravedad de lo que está ocurriendo y para presentar batalla en la lucha que tenemos por delante. El lector encontrará en esta obra una explicación sin tecnicismos de la importancia de los filósofos y la filosofía y su conexión con el mundo en que vivimos".

Me parece especialmente pertinente la mención a ese retorno a la Edad Media al que nos conduce irremisiblemente el capitalismo desbocado que padecemos. Y como señala el propio Fernández Liria, "la derrota del comunismo ha dejado a la humanidad en un callejón sin salida, al borde de un abismo. Y la única solución posible, en realidad, sigue siendo, de nuevo, el comunismo, más comunismo".

No me extraña que el Ministro anti-educación, señor Wert, haya decidido cargar contra la enseñanza de la filosofía en su proyecto de contrarreforma legal. Filósofos como el propio Fernández Liria que, en colaboración con Luis Alegre Zahonero, han publicado textos tan provocadores como Educación para la ciudadanía: democracia, capitalismo y Estado de Derecho, sin duda deben ser catalogados como non gratos por los defensores de la educación de mercado que hoy se nos quiere imponer.


Es preciso, pues, saludar iniciativas como las lecturas públicas o las concentraciones que, en defensa de la filosofía, han convocado asociaciones como la Sociedad Aragonesa de Filosofía, en Zaragoza, o más en general la Red Española de Filosofía. Podemos y debemos seguir pensando que, como los filósofos "no sirven para nada", en realidad son los más imprescindibles para evitar que caigamos ya derrotados en el interior de nuestras mentes, la cárcel con rejas más dolorosas.

miércoles, 16 de enero de 2013

Marx y el suicidio

El filósofo argentino, residente en España, Nicolás González Varela, ha preparado la edición de un texto poco conocido de Marx, bajo el impactante título de Sobre el suicidio.



Como señala el editor, en esta obra "Marx ilustra los aspectos anómalos, desnaturalizados y contradictorios de la vida moderna, de la existencia bajo el Capital, de la alienación que nos lleva al suicidio, y que afecta no sólo a las clases desposeídas, sino a todas las esferas y manifestaciones de las relaciones humanas. Incluso hoy en día estas historias se nos presentan con una descarnada actualidad".

Se trata de un texto de intervención política del Marx joven que resulta, como indica el propio González Varela, "de enorme actualidad en España, uno de los países más neoliberales de Europa, en el cual desde el inicio de la crisis capitalista en 2008 el suicidio es la principal causa de muerte externa de sus ciudadanos, más que los accidentes de tráfico. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística cada año se quitan la vida 3.145 personas, es decir, casi nueve personas al día".

Uno de los puntos de interés que el editor destaca para sacar a la luz este texto en castellano es la atención a un problema como el de la opresión de género, que padece doblemente (en sus formas económica y familiar) la mujer, aspecto infrecuentemente abordado dentro de la inmensa producción intelectual de Marx.

Para el Prometeo de Tréveris, el suicidio es un fenómeno multiclasista, socialmente transversal, pero que se intensifica en aquellos que solo tienen para intercambiar en el mercado su fuerza de trabajo.

Cuando hace poco menos de un año el Diputado de IU, Gaspar Llamazares, denunció el incremento de los suicidios en España tras la eclosión de la actual crisis capitalista, fue recibido por parte de algunos representantes de la caverna mediática con epítetos descalificadores ("Llamazares desvaría", diario La Razón). Poco importaba que los datos que manejaba el Diputado por Asturias procedieran de una fuente tan prestigiosa como la revista The Lancet.

Esperemos que la edición de un clásico de entre los clásicos, como es Marx, permita reabrir un debate que desafortunadamente nos golpea un día sí y otro también, con escenas de desahuciados o parados poniendo fin a sus días en medio de la desesperación.

miércoles, 9 de enero de 2013

La hipótesis comunista de Slavoj Zizek

 Nosotros somos aquellos a quienes hemos estado esperando

¿Un pensador esloveno, disidente en la antigua Yugoslavia de Tito, que hoy declara que la "cuestión del comunismo tiene que plantearse de nuevo"? Provocador, han dicho algunos. Fascinante y seductor, para otros (entre los que -confieso- me incluyo). El autor de Repetir Lenin o En defensa de la intolerancia, nos plantea un nuevo desafío en su reciente libro Primero como tragedia, después como farsa.


Si en su primer capítulo esboza el estado de la cuestión de la ideología capitalista, en el segundo, titulado sin ninguna ambigüedad "La hipótesis comunista", se esfuerza por localizar aspectos de nuestra situación que abran espacio para nuevas formas de praxis comunista.

Obviamente, el libro no ofrece un análisis neutral, sino que toma partido y este no es otro que el del comunismo. Ahora bien, desde su punto de vista si el comunismo es una Idea "eterna", no lo es como una abstracción universal, sino que tiene que ser reinventado con cada situación histórica.

Y este es el ofrecimiento transgresor: cuando en este mundo del capitalismo global, pocos son los que se atreven siquiera a soñar utopías sobre posibles alternativas, Zizek nos conduce a pensar en una nueva política emancipatoria.

Para ello Zizek postula "rechazar cualquier sentido de continuidad con lo que significó la izquierda en los dos siglos pasados". El objetivo es, con palabras de Lenin, "empezar desde el principio", repensarlo todo empezando desde cero. Es un nuevo comienzo, en términos de lo que Alain Badiou denominó "la hipótesis comunista".

El autor nos enfrenta con uno de los principales problemas políticos en nuestros días: la falta de un sujeto o agente revolucionario, una vez constatada la insuficiencia de la clase obrera como único motor de transformación, frente a lo que preconiza la combinación de diferentes agentes emancipatorios.

Y, finalmente, la pregunta ¿socialismo o comunismo? es repondida también sin ambigüedades. Según Zizek la socialdemocracia ha sido un instrumento que se movilizó para contrarrestar la amenaza comunista al capitalismo. Frente a ella, siguiendo a Michael Hardt, Zizek postula que si el capitalismo representa la propiedad privada y el socialismo la propiedad del Estado, el comunismo representaría la superación de la propiedad como tal en lo común.

Estas y muchas otras ideas, acompañadas de seductoras imágenes tomadas de páginas literarias o escenas cinematográficas, hacen que la lectura de Zizek sea al tiempo estimulante y provocadoramente activista.

lunes, 15 de octubre de 2012

El Viejo Topo número 297

Otra vez está aquí el paciente topo que horada la tierra bajo nuestros pies, socavando -sin nosotros apenas sentirlo- el desorden establecido. La revista dirigida por Miguel Riera nos presenta un nuevo y suculento festín preparado al gusto de los paladares más críticos.



El plato principal es el dossier que con toda justicia se dedica al llorado Paco Fernández Buey. Un emotivo in memoriam nos acerca a su figura: "Como todos los grandes, los verdaderamente grandes, Paco vivió con discreción, sin estridencias. Dispuesto a echar una mano, sin que se enterara la otra. Pero, eso sí, con firmes convicciones que jamás lo abandonaron. Si hubiera que sintetizar en una frase su compromiso político y humano, podría ser esta: luchó siempre por los de abajo". Siguen dos emotivas semblanzas, a cargo de Salvador López Arnal y del propio Miguel Riera, y los dos artículos de Fernández Buey que aparecieron en el primer número del El Viejo Topo, en 1976, y en el primer número de la nueva etapa, en 1993, respectivamente.

De plato picante podríamos calificar la aportación de Jorge Verstrynge "Proteccionismo, Estado, Nación, Europa...". Una idea sugerente, recogida del Premio Nobel Maurice Allais, es la consideración de que vivimos una "crisis provocada por el libre-cambio que implica, en nombre de la competitividad, alinear los salarios sobre los salarios de los países que más bajos salarios pagan...". A partir de ahí su apuesta porque sea el proteccionismo europeo el punto sobre el que se pueda desanudar el círculo vicioso al que estamos encadenados. Mucho más polémica es la afirmación de Verstrynge de que ese proteccionismo debería también extenderse respecto a lo que él llega a considerar como "inmigración enloquecida" o a utilizar conceptos como el de "exceso de inmigrantes". Ahí se sitúa en las fronteras de un discurso populista de peligrosos resabios xenófobos.

Y de postre una nueva provocación intelectual de la mano del filósofo esloveno Slavoj Zizek, bajo el título "Dictadura del proletariado en Gotham City". La última entrega de la saga de Batman ofrece -a los ojos de Zizek- una lectura ideológica en relación con la toma del poder por parte de las clases populares. Como poco, un escrito sugestivo y estimulante que nos hará levantar los ojos de las páginas de la revista con una sonrisa pintada en nuestro rostro.


martes, 2 de octubre de 2012

Homenaje a Paco Fernández Buey en Zaragoza

Hoy martes 2 de octubre se va a realizar un merecido homenaje a Francisco Fernández Buey en Zaragoza. El acto tendrá lugar a las 20 horas en la Librería Cálamo (Plaza San Francisco, 4)  y contará con la presencia e intervención de Carmen Magallón (Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz), Víctor Viñuales (Director de la Fundación Ecología y Desarrollo) y el escritor Javier Delgado, que hablarán tanto de su vida como de su obra.
Francisco Fernández Buey estudió filosofía y fue discípulo de Manuel Sacristán. Fue uno de los fundadores del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona y miembro destacado de la Coordinadora Estatal del movimiento de profesores no numerarios. Contribuyó también a la creación de las Comisiones Obreras de la Enseñanza. Fue militante del PSUC. En la actualidad ejercía como catedrático de filosofía política en la Universidad Pompeu Fabra, donde coordinaba el Centro para el Estudio de los Movimientos Sociales.

Fernández Buey fue un hombre comprometido política y socialmente durante toda su vida, con una enorme preparación intelectual, un excelente profesor dedicado a su profesión, y un gran pensador e investigador, con coherencia e integridad moral. Es un destacado referente intelectual y político, porque sus valores y su capacidad analítica son necesarios en los tiempos sombríos y de pensamiento débil en que vivimos. Fue también un marxista inclasificable, incómodo, heterodoxo, crítico, necesario como sólo pueden serlo quienes quieren ser un “hombre nuevo” en un mundo todavía viejo.

Su legado intelectual nos queda en sus artículos en prensa y en revistas (Materiales, Mientras Tanto), y en sus numerosos e interesantes libros, en los que apelaba a Marx, Lukács, Benjamin, Gramsci, Brecht, para analizar con rigor la realidad en que estamos inmersos para que la razón política no nos haga perdernos a la hora de ser coherentes con nuestra razón moral emancipadora, con la utopía de la liberación. En sus palabras: “El poder deshonra la palabra ‘utopía’ y te da cínicamente palmaditas en el hombro si te declaras utópico y dejas para las calendas griegas la aproximación al otro mundo que propugnas. Una de las cosas más serias que podemos hacer ahora es precisamente impedir que el poder se quede con las grandes palabras de las tradiciones de liberación, y las deshonre. Eso es parte de la lucha social. Y recuperar el buen sentido de la palabra ’utopía’ merece esa lucha…
http://www.larepublica.es

lunes, 10 de septiembre de 2012

Paco Fernández Buey, in memoriam

Quienes hemos disfrutado de sus escritos y admirado su compromiso, lamentamos la muerte de Francisco Fernández Buey, en exceso temprana y a la que se ha añadido la pena de "agosticidad", lo que ha contribuido a una cierta clandestinidad del acontecimiento fuera del círculo más cercano.


En una entrada reciente de este blog ponderaba su aportación al estudio de Gramsci y en el momento actual tengo entre mis manos su ejemplar Marx (sin ismos), biografía intelectual del gigante de Tréveris. Su continuo activismo político y social, abierto a la reformulación de la utopía sobre los materiales que aportan los nuevos conocimientos, alejado de cualquier rigidez y dogmatismo, quedan para un análisis más detenido. Son muchos y muchas en el PSUC primero y en Izquierda Unida después, y en toda la izquierda anticapitalista en general, quienes estamos en profunda deuda con él.

Acompaño esta breve nota, con las palabras de despedida de su "jefe" académico, Josep Joan Moreso, Rector de la Universidad Pompeu Fabra, aludiendo al "optimismo de la voluntad":

El profesor Francisco Fernández Buey, catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universitat Pompeu Fabra, explicaba que ni Neus Porta, su mujer hasta su muerte hace poco más de un año, ni él habían tenido que visitar al médico hasta hace pocos años, cuando detectaron la enfermedad [cáncer] a Neus y, poco después, a él. Vivió esta etapa con la entereza que le caracterizaba para todas las cosas de la vida, haciendo planes, hablando de filosofía y de política con su hijo Eloi y con los amigos. El sábado Francisco Fernández Buey murió en Barcelona.

Su trayectoria durante los últimos 50 años constituye la mejor representación de la evolución de la Universidad española. Nacido en 1943 en Palencia, estudió Filosofía en Barcelona. De estudiante, con profesores como José María Valverde, Emilio Lledó o su querido maestro, Manuel Sacristán, ya tomó conciencia de la tremenda injusticia en que vivía instalada la vida pública en la España de los sesenta y fue uno de los estudiantes más relevantes de la oposición al franquismo. Fue uno de los líderes estudiantiles de la Capuchinada en 1966, cuando un nutrido grupo de universitarios, acompañados de prestigiosos profesores, intelectuales y periodistas, se reunió en el convento de los Capuchinos de Sarrià (Barcelona) para constituir clandestinamente el Sindicato Democrático de Estudiantes. Los que lo recuerdan de entonces ya hablan de su capacidad de razonar y de persuadir: hablaba siempre pausadamente, siempre sensible a las razones, conjurando más el acuerdo que el conflicto.

Por su actividad militante antifranquista fue expulsado de la UB y tuvo que sobrevivir de traducciones, voces para enciclopedias varias y todo tipo de contribuciones intelectuales a la lucha política contra la dictadura. Fue miembro, hasta 1978, del PSUC, donde fue compañero y amigo de tantas personas que después han ocupado lugares relevantes en la sociedad catalana. Está por escribir esta contribución del PSUC durante aquellos años. Después regresó a la Facultad de Económicas de la UB con Manuel Sacristán, pasó un tiempo en la Universidad de Valladolid, obtuvo la cátedra en la Universidad de Barcelona y a comienzos de los noventa fue llamado a la recién creada Universitat Pompeu Fabra por su rector, Enric Argullol, uno de los compañeros del PSUC, delegado de los estudiantes de Derecho en la Capuchinada. Durante casi 20 años estuvo impartiendo clases de Filosofía de la Ciencia, de Filosofía Moral, de Filosofía Política y de tantas cosas en la Facultad de Humanidades. Los estudiantes no le llamaban, como le llamábamos sus colegas, Paco, sino El Buey, una evocación involuntaria a un gran filósofo histórico, aunque lejano a las preocupaciones de Fernández Buey, igualmente convencido de la fuerza de las razones.

Cerca intelectual y personalmente de Manuel Sacristán, su formación fue, a la vez, una sólida formación en la filosofía de la ciencia y en la tradición marxista. Una forma muy sugerente de aunar la razón teórica con la razón práctica en una especie de razón comprometida. Por eso desde sus primeros escritos muestra una gran capacidad de combinar la atención a los pensadores mayores, en especial a los teóricos de la tradición marxista, con predilección hacia Antonio Gramsci, un autor que le acompañó desde el principio hasta el final y con el que todos tendíamos a identificarle, con la atención hacia los cambios que se producen en la sociedad, los movimientos sociales, de hecho dirigía una Cátedra Unesco en la UPF sobre los movimientos sociales. Por esta razón, se comprometió con el pacifismo, con el feminismo o con el ecologismo. Por ello, sus libros van desde Einstein y la epistemología hasta nuestra lucha contra la barbarie y la defensa de las utopías, entre Campanella y Gramsci.

En las relaciones personales, era de una enorme afabilidad, que hacía sentirse bien a los que le rodeaban. Transmitía el afecto de un modo entrañable. Era uno de los profesores más queridos en nuestra Universidad. Sin embargo, su voz crítica nunca dejaba de oírse en todos los foros. Con claridad y rotundidad, de un modo insobornable. De hecho, tenía una alergia natural a los cargos y a las funciones burocráticas. A comienzos de la década pasada fue nombrado, a propuesta del grupo parlamentario de IU, miembro del Consejo de Universidades; pero esas largas y plúmbeas sesiones en Madrid le aburrían y no asistía casi nunca, solo cuando se lo pedíamos para que defendiera alguna causa que consideraba merecedora de ser defendida.

En estos momentos en los que oímos a menudo a tantas personas vilipendiar la Universidad pública, su trayectoria muestra cómo pueden entrelazarse de la manera más conveniente la dedicación a la docencia con la dedicación a la investigación, la capacidad de los universitarios para tener una presencia pública que mejore nuestra sociedad, que alimente nuestra democracia procurando la calidad perdurable de nuestra deliberación. Su confianza en la fuerza de la razón era inagotable, tal vez porque, como su querido Gramsci, sumaba al pesimismo de la inteligencia el optimismo de la voluntad.

J. J. Moreso es catedrático de Filosofía del Derecho y rector de la Universitat Pompeu Fabra.

miércoles, 20 de junio de 2012

martes, 12 de junio de 2012

A la sombra del eclipse

Un paseo por la Feria del Libro de Zaragoza me ha permitido el gozoso hallazgo de algunos interesantes volúmenes, al calor de sus autores y editores. De la mano de la arriesgada Editorial Eclipsados he podido acceder a dos poemarios y un ensayo de un par de escritores (y amigos) de primer nivel.


José Luis Rodríguez García es lo que -de una forma un tanto pedante- podríamos definir como un gran polígrafo. Es decir, que este profesor de Filosofía es tan buen ensayista como poeta, novelista o cuentista, algo verdaderamente infrecuente. El primer poemario que ha llegado a mis manos es Voces en el desierto (2009). En él aparecen perfiles, retratos que sugieren pérdidas, desolación, sueños rotos. "Mi piel envejece, / tal es lo que piensa el escritor ante el folio en blanco. / Antes hubo la euforia magnífica / que dibujaba praderas, antes hubo el polvo feliz de las / bibliotecas / y la sonrisa vana y gris de las mujeres, / antes hubo la fragancia de las palabras / y el sueño de una golondrina. / Ahora están los frascos de medicinas, el hallazgo atroz de / las arrugas, / el desasosiego que el insomnio madura / y la palabra sutil de la arena que nadie comprende. / Ahora están el desayuno solitario, el cartero que no llega / y la sabiduría amarga de que los libros son orfebrería, / como un beso o un diccionario. / Ahora está la memoria, y está abierta / la ventana por la que penetra una claridad morada."


De una fecha posterior es el poemario Vidrio y alambre (2011). Aquí la escritura se vuelve más hermética, oscura, transida de dolor y desesperación. "La Muerte ya es un Maestro universal, / y sólo queda detenerse a rezar / en la sombra, acariciar el pánico, / preguntarse por qué se ha vivido, el pájaro / vuela hacia el azul del cielo, / el pájaro, y nosotros nos hundimos / en el lodazal, los muertos / vivientes, nosotros."


Juan Manuel Aragüés es un discípulo de José Luis Rodríguez que, con su voz propia y personal, lleva muchos años indagando en los confines de la filosofía contemporánea. En este volumen Aragüés nos invita a transitar desde el paradigma moderno hasta desembocar en lo que se ha denominado como Posmodernidad. Como se nos dice en la cubierta del libro "esta aproximación, lejos de quererse meramente descriptiva, se realiza desde una vocación crítica, subrayando aquellos elementos del discurso contemporáneo que pueden convertirse en herramienta para la construcción de un pensamiento antagonista, de una línea de fuga frente a la subsunción real".

Doble propuesta, poesía y ensayo, de autores exigentes que nos piden un esfuerzo mayor a sus lectores, unas lecturas antiescapistas apropiadas para los duros tiempos que vivimos.