Mi mochila de lecturas de verano ha incluido este año una novela cuya escritura no podemos etiquetar de refrescante o de evasión: se trata de La historia de mi hijo, de Nadine Gordimer, escritora sudafricana galardonada con el premio Nobel de literatura. Había leído con anterioridad otra interesante obra suya, Nadie que me acompañe, pero sentía la necesidad de ampliar mi experiencia lectora profundizando en su literatura, y no me ha decepcionado.
La novela nos ofrece dos perspectivas para asomarnos a la vida de una familia negra (o mejor dicho, mulata, con las implicaciones que ello tendrá) en los años del apartheid: por un lado, la del narrador omnisciente que nos relata sus diversos avatares y, por otro, la del hijo varón, Will, quien retrata de manera especial la relación con su padre, Sonny, un destacado luchador del movimiento de liberación sudafricano.
Mi interés se concentra en las consecuencias que para la vida personal y el conflicto moral tiene la adopción de un compromiso político intenso en unas condiciones de lucha clandestina. La elección principal, rebelarse contra el sistema y ser expuesto a la represión y a la cárcel, tiene unas dramáticas consecuencias no sólo en quien asume el papel de vanguardia, sino también en todo su entorno familiar, que ve alteradas de manera radical sus expectativas de vida.
Los personajes no son de una pieza, poseen múltiples y poliédricas facetas: Sonny, el héroe de la causa, al mismo tiempo es infiel a su mujer y sostén en la lucha, Aila; ésta no se limita al papel de abnegada ama de casa y reposo del guerrero, y sufre una profunda transformación que le conducirá a adoptar sus propias decisiones con respecto a su participación en la lucha de liberación; Hanna, la amante blanca, es una auténtica compañera de viaje de Sonny, al tiempo que admira profundamente la entrega de Aila; la hija, Baby, oscila entre una inicial desorientación adolescente para acabar abrazando con todas sus consecuencias la lucha de sus padres...
Con todo, el personaje más interesante es el del hijo, Will, quien ha visto como su padre era una figura en ocasiones fugaz y borrosa (paso por la cárcel, exigencias de la clandestinidad), pero siempre admirable, hasta que conoce el secreto que oculta al resto de la familia (su relación extramarital) y ello le provoca un profundo desconcierto y decepción. Paulatinamente, la maduración personal y los duros acontecimientos propiciarán un nuevo acercamiento entre padre e hijo, a la luz de una mayor aceptación y comprensión muturas.
Al interés de la trama, el conflicto moral que supone para unas vidas concretas abrazar la bandera de una exigente causa, se une el estilo denso y profundo de la escritura de Gordimer, que no ofrece una lectura complaciente, nos exige mucho, pero a cambio sus páginas no nos dejarán nunca indiferentes.
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