martes, 29 de mayo de 2012

La novela de Ferrara

Nunca he estado en Ferrara;  al menos, físicamente. Pero mi imaginación me ha llevado a recorrer sus calles, visitar sus monumentos y vagar por sus jardines. Ese embrujo inigualable me lo ha producido la obra de -para mí- una de las cimas literarias del siglo XX, Giorgio Bassani. Hoy, vuelvo a recordar a Ferrara, esa Ferrara que no conozco en realidad (¿o tal vez sí?), cuando leo con preocupación las noticias que hablan de continuos terremotos, muerte y destrucción en esa parte de Italia.


Lo señaló de forma magistral Hugo Beccacece: "Pocos escritores han logrado recrear y modelar una ciudad histórica en sus novelas con tal verosimilitud y astucia de estilo que los lectores de esos libros, al pasear por las calles y los parques reales mencionados en aquellas narraciones, lo hagan llevados por el ansia de conocer las esquinas y los senderos donde los personajes de ficción se encuentran eternamente en una página para revelar un secreto, declararse enamorados o tejer una traición".

El propio Bassani reunió en un solo volumen, La novela de Ferrara, lo más granado de su producción de novelas y relatos, entre los que se encuentran Cinco historias de Ferrara (1956), Los anteojos de oro (1958), El jardín de los Finzi-Contini (1962), Detrás de la puerta (1964), La garza (1968) y El olor del heno (1972).

Según Javier Aparicio Maydeu, "centradas en la ciudad de Ferrara, las narraciones que forman el volumen, cuentos, nouvelles y novelas, configuran un universo sentimental de represión, y de felicidad ensombrecida preludiando la tragedia, en torno al mundo cerrado de la burguesía judía y ferraresa antes del advenimiento del fascismo, en el surgimiento de la leyes raciales de Mussolini y durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, marcados por el antisemitismo nazi, las complicidades de la resistencia, de la que Bassani formó parte, y la deportación inevitable".

Bassani logró sobrevivir a la tragedia que se llevó por delante buena parte del mundo en que había crecido, pero consagró su vida a convertir en literatura, en personajes de ficción, aquellas realidades y personas que ya no podían dar su propio testimonio.

Giorgio Bassani murió en 2000, víctima -en un cruel giro del destino- del Alzheimer. Higinio Polo buscó su tumba y nos dejó este recuerdo: "Del suelo, surge una lápida en bronce, llena de lo que parecen unas teclas musicales, y el cuadrado de metal sobre el que descansa la lápida está lleno de pequeñas piedras, siguiendo la tradición judía. Yo también pongo una, cubierto con la kipa de respeto que me habían hecho poner en la entrada".

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