martes, 2 de octubre de 2012

Homenaje a Paco Fernández Buey en Zaragoza

Hoy martes 2 de octubre se va a realizar un merecido homenaje a Francisco Fernández Buey en Zaragoza. El acto tendrá lugar a las 20 horas en la Librería Cálamo (Plaza San Francisco, 4)  y contará con la presencia e intervención de Carmen Magallón (Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz), Víctor Viñuales (Director de la Fundación Ecología y Desarrollo) y el escritor Javier Delgado, que hablarán tanto de su vida como de su obra.
Francisco Fernández Buey estudió filosofía y fue discípulo de Manuel Sacristán. Fue uno de los fundadores del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona y miembro destacado de la Coordinadora Estatal del movimiento de profesores no numerarios. Contribuyó también a la creación de las Comisiones Obreras de la Enseñanza. Fue militante del PSUC. En la actualidad ejercía como catedrático de filosofía política en la Universidad Pompeu Fabra, donde coordinaba el Centro para el Estudio de los Movimientos Sociales.

Fernández Buey fue un hombre comprometido política y socialmente durante toda su vida, con una enorme preparación intelectual, un excelente profesor dedicado a su profesión, y un gran pensador e investigador, con coherencia e integridad moral. Es un destacado referente intelectual y político, porque sus valores y su capacidad analítica son necesarios en los tiempos sombríos y de pensamiento débil en que vivimos. Fue también un marxista inclasificable, incómodo, heterodoxo, crítico, necesario como sólo pueden serlo quienes quieren ser un “hombre nuevo” en un mundo todavía viejo.

Su legado intelectual nos queda en sus artículos en prensa y en revistas (Materiales, Mientras Tanto), y en sus numerosos e interesantes libros, en los que apelaba a Marx, Lukács, Benjamin, Gramsci, Brecht, para analizar con rigor la realidad en que estamos inmersos para que la razón política no nos haga perdernos a la hora de ser coherentes con nuestra razón moral emancipadora, con la utopía de la liberación. En sus palabras: “El poder deshonra la palabra ‘utopía’ y te da cínicamente palmaditas en el hombro si te declaras utópico y dejas para las calendas griegas la aproximación al otro mundo que propugnas. Una de las cosas más serias que podemos hacer ahora es precisamente impedir que el poder se quede con las grandes palabras de las tradiciones de liberación, y las deshonre. Eso es parte de la lucha social. Y recuperar el buen sentido de la palabra ’utopía’ merece esa lucha…
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