viernes, 30 de marzo de 2012

El falsificador del PCE

Coincidiendo en el tiempo con la gran movilización que ha supuesto la jornada de Huelga General del 29-M, ha muerto Domingo Malagón, "el falsificador del PCE", el artista por cuyas manos pasaba la realización de la documentación falsa que permitía la vida en clandestinidad de los militantes comunistas durante el franquismo. Os aporto a continuación un artículo de Mariano Asenjo, publicado en Mundo Obrero. (Mariano Asenjo y Victoria Ramos publicaron en 1999 una biografía de Domingo Malagón.)


"Consulado español de París. Durante uno de los días primeros del mes de septiembre de 1976. Un hombre se ha presentado ante el primer funcionario de la cancillería y ha reconocido ser miembro del Partido Comunista de España. Pretende regularizar su situación con la obtención de un pasaporte de residente y no, como se le ofrece, con un pasaporte de transeúnte; él se empeña en la primera opción, pues está en vísperas de regresar al lugar de donde partió hace años y quiere poder llevar consigo sus pertenencias.
-Lo siento –se disculpó el propio Consul-, pero no podrá ser de otra forma. ¿Y cuánto tiempo lleva usted en Francia?
-Desde el año 39 –respondió “el apátrida”.
-¿Cómo?
-Mire usted, no se haga cábalas. Si le he dicho que soy un comunista español, comprenderá que hemos tenido que movernos ilegalmente, con papeles falsos...
Finalmente, el 2 de octubre de 1976, el ciudadano Domingo Malagón Alea volvió a pisar tierra española. Atrás quedaban 38 años de exilio y clandestinidad. Con su regreso, Malagón, quien durante casi cuatro décadas fuera el responsable técnico del equipo de documentación falsa del PCE, ponía fin a una dramática y a su vez hermosa paradoja vital. “Mirad como me han salido las cosas –comentó el propio Domingo en más de una ocasión- cuando después de sortear no pocas dificultades hubiera podido llegar a ser un artista de éxito, si por éxito entendemos el reconocimiento y el aplauso general del público (la irrupción del golpe militar del 36, impidió que Malagón terminase Bellas Artes): al final, no sé si he logrado ser un artista, pero sí sé, desde luego, que el éxito de mi actividad venía dado, al margen de otras consideraciones técnicas, por el logro de la mayor discreción posible”.


Madrileño, del barrio de Chamberí; Malagón nació en el seno de una familia humilde, un 28 de noviembre de 1916. Huérfano de padre cuando aun no había cumplido los tres años, dio con sus huesos infantes en el Hospicio de El Pardo, donde padeció cualquier tipo de vicisitudes y penalidades que al mismo Charles Dikens se le hubiesen podido ocurrir.
A los siete años pasó de El Pardo al Hospicio de La Paloma (también en Madrid), donde Malagón pudo beneficiarse ya de la existencia de talleres que propiciaban a los alumnos el aprendizaje de oficios, así como de clases de caligrafía, dibujo, modelado, etc,. Durante su estancia en La Paloma y, apoyado por alguno de sus profesores consiguió aprobar el acceso a la Escuela de San Fernando de Bellas Artes. Corría el curso de 1933-34. Casi de forma inmediata Domingo entró en contacto con la Federación Universitaria de Estudiantes (FUE), una organización de estudiantes progresistas fundada en 1927.
Pocas semanas después de que se produjera la sublevación del 18 de julio, Malagón, junto a otros compañeros de La Paloma, se incorporó al Quinto Regimiento, formando la 8ª Compañía de Acero, con destino en la sierra de Madrid, y allí, en Boadilla del Monte, sería herido el 6 de noviembre de 1936. Una vez recuperado, se reintegró a la defensa de Madrid. Su alta en el PCE –como tantas otras altas- se produjo en este periodo histórico. Entrado ya 1938, fue enviado a Cataluña donde prestaría servicios diversos. En el momento de su salida a Francia ocupaba el puesto de Instructor de la 16 División.
Al otro lado de los Pirineos, primero fue Barcarès y después St Cyprien, los campos de concentración por los que pasó Domingo. Durante su estancia en el primero de ellos, el 14 de junio de 1940, se produjo la entrada de Hitler en París. Al cabo de pocos días Pétain, mediante la firma del armisticio, entregaba a los alemanes 3/5 partes de Francia. Así las cosas, Malagón, escapado de St Cyprien y escondido en Perpiñán, comienza lo que habría de acabar siendo una soberbia contribución a la lucha clandestina. “Fue utilizado –se dice en un informe del PCE de julio de 1945- en algún trabajo especial de reproducción de documentos y piezas de identidad, para lo cual parece ser un virtuoso. Con este motivo fue retirado del trabajo general. Es Leal y discreto “.
Concluida la II Guerra Mundial, una buena parte de los efectivos del PCE desperdigados por medio mundo se reorganizan en Francia. Poco a poco, a base de mucha constancia, mucha precaución y, sobre todo, mucha necesidad, se va consolidando el “equipo técnico”, eufemismo que maquillaba su concreta naturaleza: la preparación de documentos falsos que posibilitaban, con la dictadura como telón de fondo, el entrar y salir de los camaradas. La consolidación del “equipo técnico”, se produjo hacia 1950, cuando el régimen de Franco, aún con muchas restricciones, permite que los españoles puedan salir del país. Hasta ese momento, el acceso al “interior” había de hacerse a través de las sendas montañosas de Pirineos y al amparo de la noche. Ya en España, y una vez que los proscritos cambiaban sus ropas de montaña por los pertinentes atuendos civiles, era cuando “las carteras” preparadas por Domingo entraban en acción. La apertura de fronteras supuso un salto de enormes proporciones en la posibilidad de incrementar la lucha antifranquista; tan “sólo” se necesitaban pasaportes...
Quien fuera responsable político de Malagón durante algún tiempo, Jorge Semprún, en su Autobiografía de Federico Sánchez (1977), aludió de lleno a la obra de Domingo y a “su genialidad de falsificador”. “Voy a callarme el nombre –por esas fechas aún se tentaba la ropa Semprún -, a silenciar la identidad del camarada que fabricaba nuestra documentación, ese camarada al que tantos debemos la libertad, y algunos la vida, porque eran los papeles que fabricaba o amañaba tan prodigiosamente parecidos a los auténticos que nadie podría sospechar de ellos; y alguna vez le he visto trabajar, manejar casi amorosamente las tintas, las gomas, los plásticos, los colores, las imprentillas, los hornos, en un taller donde los documentos falsos adquirían categoría de objetos artísticos, de salvoconductos fraternales para cruzar los posibles temporales de la vida clandestina”.
Domingo Malagón ha muerto rodeado de los suyos, de sus hijos, de sus nietos, de sus vecinos y camaradas de Parla (Madrid), donde era un personaje muy conocido, y también muy respetado. Una calle del municipio madrileño lleva su nombre. Habría sido un buen pintor, pero se “quedó” en revolucionario…"
Mariano Asenjo es periodista y coautor, junto a Victoria Ramos, de “Malagón. Autobiografía de un falsificador”. Ed. El Viejo Topo, 1999.

martes, 27 de marzo de 2012

El tren de cristal

Si alguien más cerca de los 50 que de los 40 años decide comenzar simultáneamente una carrera de editor y escritor, revela una faceta decisiva de su personalidad, llamémosla inquietud o apasionamiento por los nuevos desafíos. Más si cabe cuando el autor de la novela El tren de cristal es alguien como José María Pérez Collados con una vida profesional plenamente resuelta (Catedrático de Historia del Derecho en la Universidad de Girona). El riesgo y la pasión como antídoto de la rutina y el aburguesamiento.


Los hermanos Pérez Collados (Luis, María y Pepe) nos han regalado una editorial independiente, Nuevos Rumbos, cuajada de propuestas estimulantes. Además, Pepe nos ofrece su primera novela (publicada eso sí con gran pudor en otra editorial, la sevillana Renacimiento) advirtiéndonos que no se trata de un relato autobiográfico.


Esto es cierto aquí y en casi cualquier trama de ficción, si bien quienes conocemos al autor nos permitimos jugar con las identificaciones de hechos y circunstancias reales o, cuando menos, verídicos.
El tren de cristal es una novela de viajes, pero entendido el viaje principalmente como una introspección, una indagación sobre el sentido de nuestras vidas. Aparecen escenarios lejanos y hasta exóticos (París, Ciudad de México), mas el foco debe alumbrar los recovecos del alma atormentada del protagonista.
Confluyen en el relato diversos planos, aunque para mí el principal es la capacidad de ser fieles a nuestros sueños y a las personas que amamos. Contiene momentos hilarantes (las anécdotas de la vida universitaria), surrealistas (buñuelesca la situación del protagonista bloqueado en los más diversos aeropuertos), junto a un canto al amor (al amor erótico, o al amor materno y fraterno) que arrebata en los momentos finales de la narración.
En fin, una novela que nos invita al juego del viaje, parece que con el protagonista, pero al cabo la partida se disputa en nuestro más íntimo territorio.

lunes, 26 de marzo de 2012

El testigo de Mauthausen

Si el otro día homenajeábamos a Teresa Pàmies, viuda de Gregorio López Raimundo, hoy tomamos noticia del fallecimiento -casi coincidente en el tiempo- de su cuñado Joaquín. Os transcribo un texto de Juan Manuel Calvo, publicado en http://aragonesesexilioydeportacion.blogspot.com.es/
 "ADIOS A OTRO TESTIGO DE LA BARBARIE. La vida y la aventura en Mauthausen de un deportado de Tauste, Joaquín López Raimundo.
Un breve comentario de Cruz Barrios, bibliotecaria del Centro Aragonés de Barcelona, y la consulta del periódico digital http://www.ejeanoticias.com nos confirmaba el fallecimiento de Joaquín López Raimundo el pasado 5 de marzo. Se cierra, así, el ciclo vital de uno de los últimos supervivientes del campo de Mauthausen. Nacido en la población zaragozana de Tauste, la familia se trasladó a Barcelona en 1932 y fue en la ciudad Condal donde, en compañía de su hermano Gregorio, entró en contacto con la juventud barcelonesa y el ambiente político de la época. Trabó amistad con el joven fotógrafo Francesc Boix, una amistad que duraría toda la vida, hasta su temprano fallecimiento en el exilio francés, unos años después de haber sido liberados, ambos, de los campos de la muerte alemanes.
Militante de la Juventudes Socialistas Unificadas, Joaquín conoció el desgarro del dolor propio al morir su hermano Antonio, durante los primeros días de la Guerra, en una misión de reconocimiento cerca de Binéfar. Él mismo fue combatiente republicano y, como otros tantos otros miles de españoles, penó en los campos de refugiados del sur de Francia y formando parte de una de las Compañías de Trabajadores Extranjeros -organizadas por el gobierno francés- fue detenido por los alemanes en la primavera de 1940. Tras permanecer varios meses en los campos de prisioneros de guerra, fue deportado a Mauthausen en abril de 1941.
Tras unos meses de permanencia en el campo central fue trasladado a Gusen –situado a cinco kilómetros y verdadero centro de exterminio para los casi 4.000 republicanos muertos entre sus muros-  donde vivió de forma impotente la despiadada y cruel experiencia del trabajo esclavo, la humillación, la tortura y la muerte de tantos compañeros y amigos, como recordaba en La Vanguardia, en marzo de 1994: Siempre teníamos la muerte cerca porque de hecho estábamos allí para morir, pero con ser todo terrible, el peor momento que pasé fue cuando los nazis estaban en plenitud. Llevaron a todo mi “kommando” a Gusen, que era un infierno (…).Los kapos nos pegaban constantemente mientras trabajábamos. A mí me obligaron a quitar nieve (…) y como en principio me hice el tonto, me cogieron, me tiraron al suelo y empezaron a darme patadas. Luego me llevaron a trabajos forzados, a construir ferrocarriles con los perros mordiéndote y ellos pegándonos constantemente.  Fue durante estos trabajos cuando un raíl le cayó sobre un pie y, como consecuencia, ingresó en la enfermería estando a punto de ser ejecutado: Cuando ya iba a entrar en el barracón enfermería el médico SS me puso la correspondiente marca en la solapa para la inyección letal. Pero tuve la suerte de encontrarme a un kapo que era buena persona y me salvó la vida. La muerte inmediata o el camino de la supervivencia dependían, en muchas ocasiones, del azar o de la mera casualidad, sin que los internos pudiesen influir en su incierto destino. En aquel antro permaneció Joaquín hasta marzo de 1945 cuando fue devuelto a Mauthausen, de donde fue liberado en mayo de 1945.
Tras la liberación, como la mayoría de los supervivientes españoles, siguió viviendo exiliado en Francia compartiendo exilio con los amigos republicanos y camaradas comunistas ante la imposibilidad de regresar a España donde se consolidaba la Dictadura. Con su hermano Gregorio –conocido dirigente del comunismo catalán- volvió a reunirse en 1946 a su regreso, a Francia, de su estancia en tierras americanas, momento que era recordado en sus memorias: En el muelle había bastantes personas... De pronto reconocí entre ellos a mi hermano Joaquín -más viejo, claro- y empecé a llamarle a gritos y a saludarlo agitando el brazo con la mano abierta. Él me reconoció y contestó a mi saludo. Media hora después, que me pareció un siglo, volvíamos a abrazarnos por vez primera tras más de siete años de separación.
Joaquín López, Antonio Esporrín y Francesc Boix. Amical de Mauthausen
En París convivió estrechamente con sus amigos Antonio Esporrin –aragonés que logró escapar de manos alemanas- y Boix, siendo una de las personas que compartió los últimos momentos del fotógrafo y amigo. Tras su muerte, Joaquín recogió del domicilio del amigo una buena parte de los negativos sustraídos por los republicanos del laboratorio fotográfico de los SS en Mauthausen, otros con las imágenes de la liberación y varios sobre su vida profesional posterior. Cuando Montserrat Roig estaba escribiendo su obra sobre los deportados catalanes, contactó con Joaquín quien le dio su testimonio y le legó aquellos negativos. La escritora los cedió a la Amical de Mauthausen y actualmente se encuentran en el Museu d’Història de Catalunya, siendo uno de los principales testimonios gráficos de la construcción y del desarrollo de la vida (y de la muerte) en un campo de concentración nazi. 
Joaquín López fue uno de los deportados homenajeados por la Generalitat de Cataluña en noviembre de 2005, momento en que coincidimos también con su hermano Gregorio y nos consta que, por razones de salud, no pudo asistir al homenaje que el gobierno de Aragón realizó en mayo de 2010 a los supervivientes aragoneses.
Con la desaparición de Joaquín López Raimundo se pierde otra víctima de nuestro pasado más siniestro y un testigo de aquella barbarie que nunca tenía que haber sucedido. De él nos quedan fragmentos dispersos de su testimonio y para finalizar este recordatorio póstumo  nos quedamos con su crítica hacia tantos libros publicados, por la imposibilidad de resumir las sensaciones, los temores y los miedos –un todo inabarcable- de las experiencias de los deportados a los campos de exterminio: Cuentan siempre las cosas materiales, las más corrientes, por ejemplo el hambre que pasabas, los “kapos” que te pegaban, los SS… pero la vida, esa de todos los días que tuvimos, la de observar todas las cosas que pasaban, por ejemplo, no lo ves nunca en los libros, sólo ves casi la estadística y… ¿para qué escribir tantos libros para decir siempre lo mismo…?"

viernes, 23 de marzo de 2012

El mito de Cádiz

No deja de ser curioso que en la España actual a los festejos conmemorativos del bicentenario de la Constitución de Cádiz se sumen con entusiasmo nuestros más conspicuos y carpetovetónicos representantes de la caverna conservadora. Los que hoy se autodenominan "liberales" hubiesen aplaudido al Rey felón Fernando VII cuando decidió suprimir de un tajo el texto constitucional de 1812.


Tampoco es menos cierto que la evocación de la Constitución gaditana está llena hoy de ensoñaciones románticas y mitificadoras que quizá convenga matizar. Es verdad que Cádiz supuso una importante ruptura con elementos del Antiguo Régimen y que a partir de entonces puede empezar a hablarse en nuestro país de conceptos como separación de poderes, algunas libertades y el principio de representación.
Pero tampoco podemos omitir que España no vivió un proceso revolucionario popular, no tuvo su Bastilla, ni los reyes fueron decapitados. Antes al contrario, la propia Constitución de 1812 mantiene al Rey como colegislador junto con las Cortes (tiene derecho de veto suspensivo), a él le corresponde la potestad de hacer ejecutar las leyes, nombrando y separando libremente a los Secretarios de Estado y del Despacho.
En Cádiz se mantiene la esclavitud, la mujer continúa siendo invisible desde el punto de vista político y la religión católica no sólo es oficial, sino obligatoria.
Art. 12. La Religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohibe el exercicio de qualquiera otra.
 Las unidades básicas electorales son las juntas de parroquia, presididas por el jefe político o alcalde, asistido del cura párroco. Estas juntas son las que deciden sobre quién tiene derecho al sufragio y acaban sus deliberaciones entonando un Te Deum.
En momentos de exaltación como los actuales conviene efectuar un ejercicio de ponderación, resaltar lo que sirvió para hacer avanzar la historia en un sentido de progreso, y despreciar los regustos a un pasado que no termina nunca de extinguirse.


jueves, 22 de marzo de 2012

Tonino & Theo, Sociedad Ilimitada

En algo menos de dos meses la muerte ha disuelto una de las parejas de cineastas más fértiles, creativas y lúcidas de las tres últimas décadas en Europa. El director Theo Angelopoulos fallecía el pasado 24 de enero, trágicamente atropellado por un policía, mientras trabajaba en su última película sobre la Grecia actual. El 21 de marzo quien moría era el poeta y guionista Tonino Guerra, a los 92 años.


Angelopoulos y Guerra habían colaborado en algunas magníficas películas como Viaje a Cythera (1984), El apicultor (1986), Paisaje en la niebla (1988), El paso suspendido de la cigüeña (1991), La mirada de Ulises (1995), La eternidad y un día (1998) o Eleni (2004).
Ambos sufrieron persecución, Guerra estuvo internado en un campo de concentración nazi y Angelopoulos padeció el cierre del periódico para el que trabajaba a raíz de la Dictadura de los Coroneles. Sus duras experiencias les sirvieron para entender como pocos el sustrato esencial del ser humano, su lucha por la libertad a menudo en conflicto con un medio ambiente hostil y envuelto en la incertidumbre e inseguridad de su propia existencia.
Angelopoulos dijo de forma profética: "Ahora más que nunca, el mundo necesita cine. Puede que sea la última forma de resistencia ante el deteriorado mundo en que vivimos".
Guerra será recordado por filmes inolvidables como Amarcord (1974), dirigida por su paisano Federico Fellini, o la trilogía de la incomunicación, junto a Michelangelo Antonioni. Pero yo hoy me quiero acordar de una película estremecedora, que trata el periplo de dos niños inmersos en una búsqueda de un padre inexistente y sometidos a unas fuerzas exteriores que les desbordan y sobrepasan. Me refiero a la ya citada Paisaje en la niebla. A pesar de todo, con una memorable secuencia final, los dos cineastas quieren otorgar una esperanza a esos niños, que son todos los niños, que son todas las personas desconcertadas ante la deshumanización de un mundo que ya no entienden.


Como dijo Guerra que "la única manera de vencer a la muerte es permanecer durante mucho tiempo en la memoria de los demás", aquí tenéis uno de sus poemas:

A mariposa
Contento, lo que se dice contento,
he estado muchas veces en la vida
pero más que ninguna cuando
me liberaron en Alemania
que me quedé mirando una mariposa
sin ganas de comérmela.

miércoles, 21 de marzo de 2012

La Bastilla versión 2.0

A escasas semanas de la primera vuelta de las presidenciales francesas, la izquierda transformadora francesa ha vuelto a tomar simbólicamente la plaza de la Bastilla. El pasado 18 de marzo más de 100.000 manifestantes desfilaron en París desde la plaza de la Nación hasta la Bastilla, dando apoyo a la campaña de Jean-Luc Mélenchon.


La coalición de la izquierda, que incluye al PCF entre otros partidos, está acreditando en los últimos sondeos por encima del 10% de votos, más que triplicando los resultados de comicios anteriores. Una grieta en el panorama neoliberal parece abrirse, bajo el discurso de una nueva República social, laica y ecológica.
La gran esperanza de la izquierda no es la reedición de un caduco social-liberalismo, sino que pasa por un Front de Gauche que ha vuelto a dar ilusión a una militancia demasiado desmoralizada en los últimos años.
Como dice su campaña: Place au peuple!


martes, 20 de marzo de 2012

El informe de Teresa Pàmies

El 13 de marzo pasado moría en Granada, tan lejos de su Balaguer natal, la escritora y militante antifascista Teresa Pàmies. Quizá muchos jóvenes no sepan hoy de quien se trataba, a pesar de reunir una copiosa obra literaria a sus espaldas y de haber protagonizado alguno de los más heroicos episodios de la guerra contra los franquistas y del posterior exilio.


Sus dos obras más emblemáticas, escritas en catalán, fueron Testament a Praga (en la que rescata la memoria de su padre) y Quan érem capitans (testimonio de la lucha de su generación). En la memoria también figura su principal obra escrita en castellano, La chivata.
Pero, por encima de todas ellas, para mí queda ese Informe al difunt (Edicions La Campana, Barcelona, 2008), tierno y doloroso testimonio acerca de los últimos días de ese "tozudo aragonés" de Tauste que era Gregorio López Raimundo, su marido. La fórmula del "informe", tan evocadora del ceremonial militante comunista, se tiñe de emoción al tratarse de una relación dirigida a quien ya no está presente ni va a poder leer el texto (Gregorio murió en 2007), por lo que inevitablemente los interperlados somos los demás, los testigos de los hechos y los sentimientos evocados.
Si queréis profundizar más en la figura de Teresa os recomiendo la lectura de "Dicen que Teresa Pàmies ha muerto", publicada por Felipe Alcaraz en las páginas de Mundo Obrero (http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=1709&sec=6&aut=104).

viernes, 16 de marzo de 2012

Bajo el signo de Fructidor

Parafraseando a David Copperfield, comenzaré diciendo que nací un día de Fructidor del año 171 (después de la Revolución, claro está) y ya se vio entonces que el signo de los tiempos era controvertido. El golpe de estado de Fructidor del año V tuvo como virtud desterrar en la Guayana a una buena ración de realistas y rancios conservadores, pero, como efecto secundario nada deseable, acercar el poder a los militares y, en definitiva, a Napoleón.
Así nos movemos casi siempre, entre Scila y Caribdis, con grave peligro para nuestas vidas, pero con toda el ansia de seguir disfrutándolas.
Os invito a acompañarme en vuestros ratos perdidos en esta aventura apasionante, para razonar juntos y colectivamente fortalecernos en la lucha por tiempos mejores y más humanos.