Parafraseando a David Copperfield, comenzaré diciendo que nací un día de Fructidor del año 171 (después de la Revolución, claro está) y ya se vio entonces que el signo de los tiempos era controvertido. El golpe de estado de Fructidor del año V tuvo como virtud desterrar en la Guayana a una buena ración de realistas y rancios conservadores, pero, como efecto secundario nada deseable, acercar el poder a los militares y, en definitiva, a Napoleón.
Así nos movemos casi siempre, entre Scila y Caribdis, con grave peligro para nuestas vidas, pero con toda el ansia de seguir disfrutándolas.
Os invito a acompañarme en vuestros ratos perdidos en esta aventura apasionante, para razonar juntos y colectivamente fortalecernos en la lucha por tiempos mejores y más humanos.
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