martes, 26 de marzo de 2013

¡Gobierno dimisión!

Las previsiones del Banco de España que acabamos de conocer nos sitúan con toda crudeza ante una situación insostenible: un retroceso del PIB del 1,5% y un incremento del paro hasta alcanzar el 27,1% en 2013. El país y su gente se van al garete, mientras el Gobierno del PP miente hasta la saciedad (incluido a su electorado) y adopta medidas que introducen más dolor social y más caldo de cultivo para la recesión.


Por supuesto que no es una casualidad, ni un error técnico. Ellos saben de sobra que sus medidas conducen a más paro, menos renta disponible para las familias, menos consumo y demanda interna, y por lo tanto más recesión. El proyecto es ideológico, comporta la liquidación del capitalismo con rostro humano (el Estado social) y su sustitución por el ajuste permanente y la competitividad desbocada del capitalismo financiero globalizado.

El Gobierno del PP ha mentido a todo el mundo durante todo el tiempo. Por eso hay razones fundadas para exigir su dimisión: porque prometió bajar impuestos y los ha subido casi todos (entre ellos el IVA y el IRPF; eso sí, las SICAV no las ha tocado); porque dijo que no rebajaría la indemnización por despido y ha aprobado una reforma laboral que lo facilita y quita los derechos colectivos de los trabajadores; porque dijo que no bajaría las pensiones y no las ha revalorizado..., etcétera, etcétera.

Todo ello trufado por el ambiente de corrupción en la cúpula del partido gobernante y en la más Alta Magistratura del país. Ha pasado menos de año y medio desde las elecciones generales, pero la deslegitimación sobrevenida de los gobernantes es absoluta. Creo, pues, muy pertinente la campaña promovida por IU bajo el lema de "¡Gobierno dimisión! Elecciones ya".


Ahora bien, ese primer lema viene acompañado de un segundo no menos importante: "Hay Alternativa". Aquí está el meollo de la cuestión, compactar un sujeto político alternativo que permita primero disputar la hegemonía al neoliberalismo y después ser capaz de conquistar el poder. Y hacerlo de otra manera, con mecanismos horizontales, de participación, de empoderamiento de los de abajo. El desafío es extremadamente importante, el momento es histórico, e IU puede y debe ser el fermento de esa nueva revolución. Pero no es el sujeto único de transformación, es una pieza imprescindible, pero debe ser generosa y entender que lo nuevo hay que construirlo con hombres y mujeres, militantes de organizaciones o no, que están dispuestos a dar un paso adelante y a mojarse en defensa de sus derechos básicos de los que son despojados. A luta continua...

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