Sexta y última entrega de la serie una LOMCE de "Wertgüenza", a cargo de Enrique Díez Gutiérrez, Profesor de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de León y Coordinador del Área Federal de Educación de IU.
La nueva reforma educativa, denominada LOMCE (Ley Orgánica para la
mejora de la calidad educativa) es una ley que devalúa la Formación
Profesional. Utilizar la excusa de aumentar la empleabilidad, como se
argumenta, para segregar cuanto antes al alumnado hacia la formación
profesional, rompiendo la enseñanza común y general, olvida que
necesitamos una estructura empresarial y de empleo que en estos momentos
carecemos, porque la empleabilidad no depende exclusivamente de la
formación sino de la demanda laboral.
Además, para ello, se necesitaría aumentar los perfiles formativos de
formación profesional, del número de centros, la infraestructura
profesional (talleres en los centros) y el profesorado cualificado, etc.
La selección temprana en la secundaria obligatoria lo
que va a provocar es una devaluación de la Formación Profesional.
La
aplicación del modelo de FP dual, importado de
Alemania, sabiendo que las posibilidades de formación en el empleo
dependen de la oferta laboral que, en nuestro país, es inexistente
debido a la falta de una política industrial y de empleo y a las
diferentes reformas laborales que favorecen los despidos, puede
convertirse en una nueva vía para deteriorar aún más nuestro mercado de
trabajo, utilizando como mano de obra barata a los estudiantes de
Formación Profesional.
El hecho de que el modelo aprobado no incluya como requisito
imprescindible que el alumnado reciba una remuneración por las prácticas
–en Alemania las empresas les pagan entre 300 y 800 euros- supone que
el Ministerio le está regalando a las empresas mano de obra joven y
barata, sin que tan siquiera vele por una correcta formación del
alumnado, más allá de las necesidades específicas de una determinada
empresa.
La implantación de la FP Dual queda rápidamente cuestionada simplemente
constatando que a nivel estatal el 92,7% de las empresas son pymes –el
85% con un máximo de dos trabajadores o trabajadoras- que difícilmente
podrán garantir la existencia de una persona que ejerza la labor de
tutorizar y enseñar al alumnado como sucede en Alemania.
Lo que realmente se implanta con esta ley es la
desregularización
de la FP, permitiendo un recorte aún mayor en profesorado,
instalaciones, componentes, materiales, equipos… que podrán ser
suprimidos de los centros educativos ya que la formación práctica se
enseñará en las empresas.
Además hay que destacar que este modelo supone la absoluta
subordinación
de cualquier tipo de planificación educativa profesional a las
necesidades de las empresas, o más concretamente de las
empresas dominantes y de la coyuntura económica, lo que podría llevar a
perder la polivalencia de la formación profesional imprescindible en la
sociedad actual, con necesidades tan cambiantes en el mercado laboral.
Esta ley persigue el desmantelamiento de todo atisbo de cualquier modelo
educativo basado en la comprensividad y en el principio de calidad con
equidad. Lo que busca es
consolidar una enseñanza dual mediante la estrategia de abandonar a su suerte a la educación pública y
convertir el sistema educativo en una carrera de obstáculos para
quienes tienen más dificultades de aprendizaje.
Esta es una Ley que contempla a la educación como un bien privado al
servicio exclusivo del sistema productivo, que considera el servicio
educativo sujeto a las leyes del mercado, donde la competencia entre los
centros y la preferencia de elección en aras de una futura ventaja
competitiva en el mercado laboral para los hijos e hijas, serán los
elementos que determinen la calidad del sistema.
No ofrece medidas para reducir la tasa de abandono educativo temprano y
mejorar la tasa de población que alcanza el nivel de ESO, sino que las
medidas que propone van justamente en el sentido contrario: la
multiplicación de reválidas al término de cada etapa o la segregación
temprana. Es decir, esta reforma no está dirigida contra el fracaso
escolar, sino contra el alumnado que “fracasa” en este sistema
educativo.
En definitiva, esta ley eufemísticamente denominada “para la mejora de
la calidad educativa”, lo que realmente pretende es reducir el período
de enseñanza obligatoria para una parte de quienes han sido incluidos en
el último medio siglo mediante reválidas, itinerarios, especialización
centros, etc., así como consolidar y aumentar la diferenciación de dos
redes de educación, recortando la educación pública y potenciando la
privada subvencionada con dinero de nuestros impuestos. ¿Calidad para
quién? Para aquellos que se la puedan pagar.
Enrique Díez Gutiérrez es Profesor de Didáctica y Organización
Escolar en la Universidad de León y Coordinador del Área Federal de
Educación de IU.
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